domingo, 31 de agosto de 2014

El Legado Sumerio

Descripción de la ruta:
El viaje tiene como objetivo introducir a las personas interesadas en el complejo legado histórico atribuido a la cvilización sumeria. Ubicada al sur de lo que se denominó Mesopotamia (actual Irak), entre los ríos Tigris y Éufrates, es considerada por la historiografía tradicional la civilización más antigua del mundo, esto debido a la atribución de invenciones tan relevantes para el futuro de la humanidad como la rueda y la escritura, esta última clave para marcar la transición de la Prehistoria a la Historia.
Para aproximarnos al legado sumerio el viaje procura un recorrido a las que han sido consideradas las principales ciudades sumerias: Kish, Nippur, Umma, Uruk, Lagash, Ur, Eridu.
En primer lugar se llegará al aeropuerto de Bagdad desde el cual se partirá por vía terrestre hasta las ruinas de la ciudad de Kish. Posteriormente se partirá a la segunda ciudad antigua más cercana, la ciudad de Nippur, ubicada a unos 160 kilómetros al sureste de Bagdad, cerca de la actual Diwaniya. Posteriormente se partirá hasta las ruinas de Umma, ubicada en la actual gobernación de Di Car en Irak, cuya importancia se debe al amplio número de hallazgos arqueológicos ubicados en dicho lugar, de los cuales puede constatarse tablillas cuneiformes. Seguiremos hasta las ruinas de la ciudad de Lagash, siendo su ubicación una importante sede de exploración arqueológica. La primera fase de la travesía terminará con la llegada a Uruk, ciudad legendaria situada en la ribera oriental del Éufrates y ubicada a unos 225 kilómetros de Bagdad y celebre en la tradición sumeria por ser el hogar del héroe Gilgamesh; además del legado arquitectónico que puede apreciarse en los templos de Eanna y de Kullab.
En la segunda parte de la travesía, navegaremos a través del río Éufrates hastas las ruinas de la ciuda de Ur, ubicada a 24 kilómetros de la actual ciudad de Nasiriya, entre las principales atracciones de la ciudad sobresalen los restos del zigurat de Ur-Nammu, cuya contrucción data del siglo XXI a.C. durante el período de El Obeid. Llegaremos por vía terrestre hasta la ciudad de Eridu, a 24 kilómetros de la ciudad de Ur, ubicada en el actual yacimiento arqueológico de Tell Abu Shahrein, según la tradición sumeria Eridu era la ciudad más antigua de toda Mesopotamia y donde se impartía un célebre culto a la deidad del agua: Enki. Por último, retomaremos el viaje por el río Éufrates, hasta llegar a la confluencia con el Tígris, es decir el denominado Shatt al-Arab hasta su desembocadura en el Golfo Pérsico desde el cual nos dirigiremos a la ciudad de Doha, capital de Qatar, con fines netamente turísticos.
Mapa de la ruta:

La ruta en imágenes:
Lugares:

Muros de la antigua ciudad sumeria de Kish. Tomado de: bookkake.com 

Ekur de Enlil ubicado en las ruinas de Nippur. En sumerio traduce "casa de la montaña", cuya función consiste en ser la morada de los guardianes de los dioses.

Ruinas de la ciudad de Umma devastadas por un bombardeo aéreo durante la invasión a Irak en 2003. Tomada de: http://www.athenapub.com

Imagen de las ruinas de Lagash. Tomada de: www.britishmuseum.org



El templo de Eanna, que en sumerio traduce: "templo de los cielos". Corresponde al principal templo de la ciudad sumeria de Uruk y está consagrada a la diosa de la fecundidad Inanna. Tomado de: www.crystalinks.com/sumergods1.html  

  


El Zigurat de Ur, unos de los más bellos exponentes de la cultura sumeria. Traducido del acadio significa "templo-torre". Fue erigido como lugar de culto al dios Nanna (Luna) durante el periodo de El Obeid y posteriormente reconstruido por Nabucodonosor II luego de la invasión de los elamitas. Tomado de: ocw.unican.es


Restos de la ciudad de Eridu, considerada una de las ciudades más antiguas e importantes de la civilización sumeria.

Estatua sedente del príncipe Gudea de la ciudad-estado sumeria de Lagash, hacia 2120 a. C. 

Plano de un edificio de la ciudad de Umma, con indicaciones de las superficies. Museo de Louvre.

Historia:
Podemos decir respecto a Sumeria que su estudio implica un verdadero reto, datar sus orígenes y sus estructuras sociales implica cierta complejidad ya que se trata de establecer las características de lo que la civilización es en sí misma. Podemos decir como Bottéro que “el mundo sumerio es un descubrimiento moderno. Hasta podemos decir que es el mayor de los descubrimientos recientes en el terreno de la historia de la civilización”. (Kramer, 1962). Es en Sumeria donde se haya el inicio de un proceso civilizatorio caracterizado en lo jurídico, lo urbanístico, lo agrícola, lo estamental, lo educativo y lo tecnológico. La imponencia de los zigurats deja entrever una sociedad que se debate entre sus hallazgos científico-tecnológicos y sus inclinaciones religiosas y cosmogónicas. El politeísmo es un hecho y la urbe se erige como centro de devoción y culto. La arquitectura sumeria se traza como un canal de comunicación entre los hombres y las divinidades, dejando entrever su influencia en los quehaceres cotidianos.
No obstante, el esfuerzo civilizatorio de Sumeria puede verse en la conformación de sus centros urbanos, los cuales hicieron uso de importantes avances: como los canales de riego para la agricultura, o los ladrillos de abobe y los arcos para fortalecer mejor sus construcciones y viviendas. Dicha capacidad edificadora será clave para el mantenimiento de una civilización que ve en el urbanismo una clave para su desarrollo. Al decir de Oppenheim: “La urbanización crea y mantiene ciudades que se convierten en centros en los cuales gravitan asuntos de relevancia política y social” (Oppenheim, 1977). La ciudad se convierte así no solo en centro de asuntos comerciales y productivos, sino también en foco de desarrollo cultural y político.
Para ejemplificar lo anterior sigamos la lectura que de la civilización sumeria hace Gates. Este considera a Uruk como la ciudad dominante de la Sumeria temprana, su característica manera de edificar esconde un sentido mucho más profundo:
“La prominencia de monumentales construcciones religiosas en las ciudades sumerias marca una importante diferencia con los primeros pueblos neolíticos. (…) No solo en Uruk, sino también en Eridu, considerada por los sumerios como la ciudad más vieja en el mundo, y en Nippur -la preeminente ciudad sagrada-, los templos fueron construidos, remodelados y reconstruidos, los montículos en los cuales se construyeron se hicieron cada vez más y más altos con el tiempo” (Gates, 2003, p. 32).
La referencia al crecimiento no es arbitraria, el zigurat como metáfora de la montaña tiene como finalidad evocar la comunión del plano terrenal con el plano celestial, servir de canal de comunicación entre lo sagrado y lo secular. Pero, más allá de eso, el urbanismo concéntrico de las ciudades sumerias tenía una función aleccionadora: dirimir la atención de todas las actividades y espacios al centro del poder. Cada ciudad es entonces una sede de una divinidad específica, su florecimiento se encuentra bajo la vigilia de una deidad protectora, como en el caso de Eridu cuya longevidad es explicada por la tradición sumeria debido al patronazgo que sobre ella ejerce la deidad Enki.
Pero, además de esto podemos advertir una estrecha correlación entre desarrollo cultural y económico. Siguiendo a Schmökel:
El auge cultural, tan repentino como gigantesco, que aparece entre el calcolítico (la así llamada época de Obed II) y el período de Uruk, todavía antes del año 3000 a. C., así como el desarrollo en progresión constante, desde entonces a través de varios siglos, con la indiscutible culminación en lo arquitectónico en la época de Uruk IV, solo puede explicarse por la actuación de un pueblo capaz y muy desarrollado, precisamente el de los sumerios” (Schmökel, 1965, pp. 66-67).
Así, el desarrollo de las herramientas de cobre y su uso en las actividades productivas trajo consigo también un desarrollo cultural material, cuyo legado puede apreciarse en los vestigios arqueológicos hallados en los restos de ciudades como Lagash y Umma.
Referencias:
Diakonoff, I. M. & Kohl, P. L (Eds.). Early Antiquity. The University of Chicago Press, Chicago and London, 1991.
Erskine, Andrew (Ed.). A companion to ancient history. Wiley-Blackwell, 2009.
Gates, Charles. Ancient cities. The archaeology of urban life in the Ancient near East and Egypt, Greece, and Rome. Routledge Taylor & Francis Group, London & New York, 2003.
Kramer, Samuel. La historia empieza en Sumer. Aymá S.A. Editora, Barcelona, 1962.
Oppenheim, A. Leo. Ancient Mesopotamia. Portrait of a dead civilization. The University of Chicago Press, Chicago & London, 1977
Schmökel, Hartmut. El país de los sumerios. El redescubrimiento de la primera alta cultura de la humanidad. Editorial Universitaria de Buenos Aires, Argentina, 1956.




Completa tu recorrido navegando entre datos clave del legado sumerio. 

La Epopeya de Gilgamesh

Descripción de la ruta:
El presente viaje tiene como finalidad recrear los periplos que el rey Gilgamesh tuvo que afrontar en su búsqueda de la inmortalidad tal y como lo reseña el poema épico. Siguiendo la interpretación preliminar sugerida por el historiador español Pedro Lara Peinado en su traducción al español del Poema de Gilgamesh: 
"Desde Uruk, junto con su amigo Enkidu, el héroe sumerio se desplazará hasta los montes del Líbano, famosos por la producción de cedros y otras coníferas, para luchar contra Humbaba. Logrado su objetivo, desde tales montes regresarán ambos amigos otra vez a Uruk. Al morir en esta localidad Enkidu, Gilgamesh, que ha quedado profundamente impresionado, emprende la búsqueda de la inmortalidad. Saliendo nuevamente de Uruk y vagando por estepas, llanuras y desiertos, llegará hasta algún punto costero del Mar Rojo, en donde se halla a la diosa-ninfa Siduri. Acompañado después por Urshanabi, a través del golfo de Adén y el Océano Indico, tras remontar el golfo de Omán, penetrará en el golfo Pérsico y en una de las islas Bahrein hallará finalmente, a Utnapishtim. Tras indicarle a Gilgamesh la existencia de una planta de la juventud eterna, que logrará obtener, pero que perderá por causa de una mítica serpiente, el héroe sumerio remonta finalmente su viaje por el golfo Pérsico, llegando por vía fluvial a su patria, Uruk, desde donde, preocupado por sus dudas y deseoso de averiguar qué ocurre en el Más Allá, se desplazará a Nippur, Ur y Eridu en búsqueda de su amigo Enkidu". (Lara Peinado, 1988, pp. 83-84).
La ruta seguirá el mismo patrón pero con algunas modificaciones. En primer lugar llegaremos al aeropuerto de Beirut en el Líbano desde el cual nos dirigiremos a la cordillera del Líbano, donde realizaremos ecoturismo hasta presenciar Qurnat as Sawda, el punto más alto de la cordillera. De ahí partiremos hasta Bagdad donde posteriormente nos dirigiremos a los restos de la antigua ciudad asiria de Nínive, cercana a la actual Mosul en Irak. En dicha ciudad presenciaremos los restos de la Biblioteca de Asurbanipal,en donde fueron halladas una de las versiones más completas del poema de Gilgamesh. Luego descenderemos parcialmente por el río Tigris hasta los restos de la ciudad de Uruk, célebre por ser el lugar de origen de nuestro protagonista. Visitaremos los restos de las ciudades de Nippur, Ur y Eridu y comprenderemos su importancia para la asiriología y la historia del mundo antiguo en general. Descenderemos por el Éufrates hasta el Golfo Pérsico, desde el cual llegaremos hasta las islas Bahrein, donde presenciaremos las ruinas de la civilización de Dilmún y gozaremos de los sitios turísticos de la capital Manama. Seguiremos por el golfo de Oman hasta llegar al golfo de Adén desde donde ascenderemos por el Mar Rojo cruzando el canal de Suez hasta el Mediterráneo, donde nos dirigiremos a Estambul, concluyendo así nuestra travesía.
Mapa de la ruta:

La ruta en imágenes:

Monte Qurnat as Sawda, la elevación más alta de todo Líbano.

Murallas de la antigua ciudad asiria de Nínive, sede del palacio del rey Asurbanipal.

Restos de la ciudad de Uruk, capital de la civilización sumeria y lugar de origen del rey Gilgamesh.

Fortificación de Dilmun, en el actual Bahrein. Considera la tierra donde residía Utnapishtim y considerado un importante enclave comercial de la antigüedad.

Relieve de Gilgamesh. Museo de Louvre, París.
Historia:
El poema de Gilgamesh tiene una profunda signifación en la historia del pensamiento de la Antigüedad. Su relevancia consiste en poner de frente al hombre ante las preocupaciones suscitadas por la toma de consciencia de la propia mortalidad, pero valiéndose para ello de importantes recursos líricos y escriturales.
Entre las simbologías que lo integran podemos señalar la contraposición entre lo urbano y lo rural recreada por la enemistad entre Gilgamesh y Enkidu, pero a su vez la mutua complementariedad de ambos que puede apreciarse en la amistad de ambos, lo cual alude a la necesidad de la ciudad de las actividades económicas del campo y viceversa. En ese sentido, si tomamos en consideración el lugar de enunciación del poema podemos ver que se corresponde con la necesidad de expansión que los crecientes procesos de urbanización demandan para Uruk. Las largas travesías de Gilgamesh pueden dar cuenta de este proceso: en primer lugar, la llegada de Gilgamesh y Enkidu al bosque de los cedros y la posterior derrota que le propinan al gigante Humbaba puede leerse como la supeditación de la naturaleza a las actividades humanas. En segundo lugar, la llegada de Gilgames a Dilmun puede leerse como la necesidad de concretar nuevas rutas comerciales para satisfacer las necesidades básicas de la creciente población sumeria. Por último, en un sentido mucho más metáforico, la travesía alude al autodescubrimiento, a la necesidad de la toma de distancia para poder apreciarse mejor. En ese orden de ideas, el poema de Gilgamesh da cuenta de una sociedad humana que está atravesando procesos de complejización, aunadas a sus avances técnicos y sus logros culturales (como la escritura).
Puede verse en la figura de Gilgamesh una sinonimia con personajes de la cultura helenista y romana como Odiseo y Eneas. En ese sentido Gilgamesh cumple una función fundacional: la prosperidad de la ciudad es deudora de los grandes logros acometidos por un héroe acreedor de un linaje divino.
Siguiendo a Hooke, el increible número de dioses que pueblan la mitología mesopotámica se debe a que cada familia, ciudad y civilización posee un regente divino y entre ellos se establece una relación jerárquica. Gilgamesh es divinizado en la medida que es regente de una ciudad-estado y es responsable de su bienestar y apogeo. En ese sentido, al decir de Algaze, Uruk empieza a considerarse como el núcleo del mundo conocido y a desarrollar una relación de centro-periferia con las demás culturas y comunidades.
La imagen de Gilgamesh presenciando las murallas construidas de Uruk tienen un sentido ampliamente moralizante: la infelicidad que produce sobrepasar los límites que los dioses han establecido. Pero a su vez tiene un sentido completamente racional, a saber, el reconocimiento de la importancia de las acciones y legados de los hombres dejados por los hombres en vida, la magnifiencia de Uruk es deudora de las proezas y hazañas gestadas por Gilgamesh. Por eso, podemos concluir que Gilgamesh más que un personaje histórico, es un símbolo de unidad y desarrollo en una sociedad cada vez más preocupada por tomar consciencia de sí misma a la par de sus grandes logros técnicos y culturales.
Referencias:
Algaze, Guillermo. (2004). El sistema-mundo de Uruk. La expansión de la primera civilización mesopotámica. Barcelona, Edicions Bellaterra.
Anónimo. (1988). Poema de Gilgamesh. Traducción de Federico Lara Peinado. Madrid, Editorial Tecnos.
Hooke, S. H. (1960). Historia de las religiones. Tomo II. Colección Universitaria Hutchinson. Barcelona, Vergara Editorial. 

Persiguiendo el Legado Afroasiático.

Descripción de la ruta:

La ruta propone materializar, en una travesía por diversos parajes geográficos del viejo mundo, la propuesta de Martin Bernal de un modelo antiguo revisado, es decir, de un marco de estudio sobre los orígenes de la civilización griega. Este modelo propone considerar la influencia afroasiática en la conformación del mundo heleno, por lo que el viaje incluirá la visita a lugares de África, Levante, el Próximo Oriente Asiático y Grecia.
En primer lugar, el viaje iniciará con la llegada al aeropuerto de Nairobi en Kenia, desde donde partiremos al gran valle del Rift, sede de importantes hallazgos de restos fósiles de homínidos y por dicha razón declarado patrimonio de la humanidad. Ascenderemos al norte del continente, hasta la Tebas egipcia caracterizada por sus célebres necrópolis. Seguiremos ascendiendo por el río Nilo hasta la antigua ciudad de Menfis, conocida por ser la capital del Imperio Antiguo de Egipto.
Atravesaremos posteriormente la península del Sinaí hasta llegar a Damasco, luego partiremos a los yacimientos arqueológicos de Ebla, importantes por ser el albergue de importantes hallazgos como las cuantiosas tablillas cuneiformes escritas en sumerio y en eblaíta. Luego nos dirigiremos a Ugarit, antigua ciudad portuaria, importante por ser la cuna de un alfabeto posteriormente expandido por los fenicios y por ser un centro de intercambio cultural.
Dejando Siria, nos dirigiremos hasta la ciudad de Konya en la actual Turquía. Desde esta nos dirigiremos al antiguo asentamiento de Catal Huyuk, célebre por ser uno de los asentamientos urbanos del periodo Neolítico mejor preservados hasta la actualidad. Después de esta visita nos dirigiremos hasta la colina de Hisarlik, donde se encuentran los restos arqueológicos de la ciudad de Troya, cuyo descubrimiento es atribuido al célebre arqueólogo prusiano Heinrich Schliemann.
Cruzaremos en navío el Mar Egeo hasta la ciudad griega de Tebas, ubicada entre la planicie de Beocia y la península de Ática. Haremos escala en la capital Atenas hasta abordar un barco hasta la isla de Santorini (antigua Thera) cuya relevancia esta en relación con la erupción minoica ocurrida entre el 1639 y 1616 a.C. Luego nos dirigiremos a Creta donde visitaremos los restos de la ciudad de Cnosos, sede del descubrimiento de la escritura lineal B. De Creta partiremos a Nicosia, la capital de Chipre dando así por concluida nuestra maravillosa expedición. 
Mapa de la ruta:


La ruta en imágenes:


Exterior del palacio de Tebas, Egipto. Tomado de www.fotopaises.com

Pirámide escalonada de Sakkara, necrópolis de Menfis. Tomado de: sobreegipto.com

Ruinas de Ebla en Siria. Tomado de: mycompass.ca

Puerta de Ugarit, Siria. Tomado de: www.megalithic.co.uk

Antiguo asentamiento de Catal Huyuk. Tomado de: cala.unex.es.

Ruinas de Troya ubicadas en la colina de Hisarlik. Tomada de: AlbumDigital.org

Panorámica nocturna de los monumentos históricos de la antigua ciudad de Tebas. Tomada de: www.travelvivi.com
Interior del Palacio de Cnosos, en la isla de Creta. Tomada de: www.nationalgeographic.com.es

Historia:

Si bien el orden de los parajes de la travesía puede parecer algo arbitrario, no lo es su elección y por lo tanto se hace necesaria una justificación. Todos los lugares escogidos tienen en común el ser importantes sedes de descubrimientos arqueológicos, epigráficos e historiográficos cuyo estudio ha permitido una mejor comprensión del pasado antiguo. No obstante su importancia no se reduce meramente a eso, tienen en común el ser importantes nodos de intercambio cultural que refuerzan la idea de Martin Bernal de una herencia afroasiática en la conformación de la antigua civilización griega. Por lo tanto, la elección de los estadios de esta travesía no es aleatoria, sino que da cuenta de un complejo proceso histórico de conformación social y cultural.
A partir de lo anterior resulta claro porque razón partimos del Valle del Rift: si es posible pensar en una misma sede donde se originó la humanidad (África como la cuna de la humanidad), ¿por qué resulta tan difícil pensar en una herencia cultural compartida? Como lo menciona Bernal: “veo en la expansión afroasiática una propagación de una cultura –atrás establecida al este del Valle africano del Rift- al final de la última Era de Hielo entre el décimo y noveno milenio a.C.” (Bernal, 1987, p. 11). La elección de Bernal no es arbitraria en ningún sentido, sino que busca rastrear el legado africano en las civilizaciones del Mediterráneo y rastrear el origen de la paradoja que implica hablar de poblaciones con similitudes culturales, pero con importantes diferencias lingüísticas. El problema con hablar de un origen propiamente europeo de la civilización griega no consiste en su inviabilidad hipotética, sino en la falta de evidencias que respaldan dicha afirmación. Su imposición tautológica por lo tanto remite a un interés puramente ideológico.    
Dicho interés, lo expresa Bernal, se debe a la imposición de un paradigma etnocéntrico y racista en lo relativo a la comprensión de los fenómenos sociales e históricos. Las ciencias sociales nacen en el siglo XIX no solo de la curiosidad que supuso los antecedentes del Enciclopedismo y la Ilustración, sino del ansía de dominación que derivó de la consolidación de los procesos expansionistas y con ello, del imperialismo y la colonización. Siguiendo a Said, podemos decir que “Oriente fue orientalizado, no solo porque se descubrió que era ‘oriental’, según los estereotipos de un europeo del siglo XIX, sino también porque se podía conseguir que lo fuera” (Said, 2004, p. 25). Esta distinción entre lo oriental y lo occidental puede verse en el surgimiento del modelo ario que busca cuestionar Bernal, dicho esquema de pensamiento pretende suponer un origen autóctono de los griegos mediante oleadas de invasiones indoeuropeas provenientes del Norte. Dicho esquema de conquista y superior racial se erige entonces como una forma de hegemonía cultural sobre las colonias conquistadas en diversas regiones de África, Asia y Medio Oriente durante el siglo XIX.
El segundo y tercer estadio del viaje, a saber Tebas y Menfis, pretenden demostrar el sumo cuidado cultural y organizativo que tenían los antiguos egipcios y como estos pudieron ser heredados posteriormente por los antiguos griegos. Por dos caminos distintos podemos llegar a esta relación: por un lado, Bernal habla de descubrimientos arqueológicos que reflejan la interacción entre la zona de Levante (Oriente Próximo) y África. “Muchos objetos sirios y egipcios de este periodo han sido hallados en Creta y otras partes del Egeo” (Bernal, 1987, p. 15). Por otro lado, ciclos de leyendas y relatos míticos parecen establecer un origen común, así tenemos el caso de los restos hallados en Menfis de una antigua remembranza entre Senwosret (faraón de la décimo segunda dinastía egipcia) y la fundación legendaria de Atenas por parte de Kekrops, cuyas fuentes antiguas dicen es egipcio (Ibídem, p.19). Por otro lado, la interrelación que puede apreciarse entre la expulsión de los hicsos por parte de la décimo octava dinastía egipcia, la tradición bíblica del éxodo y la leyenda griega del arribo de los dánaos (aqueos) en Argos (Ibídem, p. 20). Como explica Bernal: “la tradición griega asocia a Danaos con la introducción de la irrigación y a Cadmo con la introducción de cierto tipo de armas, el alfabeto, y un numeroso grupo de rituales religiosos” (Ibídem, p. 20). Cadmo, proveniente de Canaán, será el fundador de Cadmea que posteriormente llegaría a ser la Tebas griega, dando cuenta así desde la narración mítica de la incursión fenicia en los orígenes griegos. 
Adicional a esto, a partir de la apreciación de Bernal y los estudios religiosos comparativos de Mircea Eliade es posible ver en el panteón griego una reproducción de las divinidades egipcias. Así como dice Bernal, Poseidón guarda relación con Seth y Atenea con la diosa egipcia Neit y la diosa semítica Anat. Por otro lado, Bernal observa cierta herencia cultural en los rituales de culto al toro, compartidos tanto en Creta como en la Tebas egipcia. Dicho legado religioso compartido pone de manifiesto lo que Assmann llama el canón: la forma en que la tradición alcanza su obligatoriedad suprema en cuanto al contenido y su fijación normal más extrema” (Assmann, 2011, p. 97). La función religiosa es doble: explicativa y normativa, ya que da cuenta de la relación de los hombres con el Cosmos  y consigo mismos.
Para analizar la influencia semítica en la cultura griega tomamos como referentes dos ubicaciones geográficas centrales: Ebla y Ugarit. La importancia de Ebla, como lo ratifica Bernal, consiste en ser un importante punto de hallazgos arqueológicos, archivos que datan desde el 2500 a.C. y que “retratan a un concierto de los estados ricos, letrados y sofisticados de Kurdistán a Chipre” (Ibídem, p. 15). En el caso de Ugarit, a partir de la lectura que Bernal hace de Cyrus Gordon, se aprecia las conexiones entre el puerto de Ugarit y la isla de Creta, dando evidencia de los contactos entre el Egeo y Levante a través de la inclusión de palabras prestadas del semítico en el idioma griego. Por lo tanto, no solo como sugiere el modelo antiguo clásico, la herencia semítico-fenicia no se reduce al mero alfabeto, sino que incluso se aprecia en la configuración de nuevos cambios lingüísticos y la adopción de ciertas costumbres y hábitos, incluso Bernal sugiere la posibilidad de colonizaciones fenicias sobre la civilización griega.  
En el caso del territorio de Anatolia, el modelo antiguo propone una expansión iniciada por el Este. A partir de los descubrimientos arqueológicos efectuados por Schliemannn en la península de Anatolia, la antigua ciudad de Troya empeiza a dar fuerza a los estudios de la antigüedad al otorgar una base factíca a las rapsodias homéricas. Con la cercania de uno de los vestigios urbanísticos mejor conservados hasta la actualidad, Catal Huyuk, durante el periodo Calcolítico hasta la edad de Bronce se empezaron a conformar núcleos sociales a la par que se mezclaban entre ellos. Como sugiere Starr al referirse a los origenes de Grecia:
Sobre la base de esta interconecciones nosotros deberíamos ser capaces de asignar una fecha aproximada al comienzo de la temprana Edad de Bronce. Troya, la cual considero la clave básica, pero no enteramente formada. Sus excavadoras americanos extendieron su duración entre los 3000 y 2600, mientras otros aluden su fundación en 2700 a.C.” (Starr, 1962, p. 32).
Tanto Starr como Bernal tienen un objetivo común: desmontar la teoría aria que pretendía atribuir los logros de la cultura griega como propiedades de una raza superior, contraponiendo a ello las constantes mixturas e intercambios culturales, indo-hititas para Starr, afroasiáticos para Bernal.
En el caso de Tebas y Cnosos encontramos nuevos descubrimientos arqueológicos que evidencian (o pueden interpretarse de este modo) el modelo antiguo revisado de Bernal. Tebas se conoce por ser la tumba de los gemelos Anfión y Zeto, hijos de Zeuz y creadores de las murallas de Tebas (existe cierto paralelismo con la figura legendaria de Gilgamesh, encargado de edificar las murallas de Uruk). En el caso de Creta, su posición geográfica facilitó el intercambio comercial con los fenicios y su zona de influencia incluía a la civilización egipcia y el puerto de Ugarit, de ahí la ya comentada confluencia de variaciones lingüisticas semíticas en la conformación de las escrituras cretenses linear A y B.
Pero la influencia puede rastrearse hasta otras esferas. Los pitagóricos heredaron de los egipcios su fascinación por la matemática, la geometría y la astronomía. De acuerdo con Hahn, las tecnologias ingenieriles y arquitéctonicas egipcias influenciaron el pensamiento filosófico griego. Por otro lado, la influencia egipcia tardía se vería en la revisión que Plotino y Pirrón hacen de la filosofía platónica hasta fundar el neoplatonismo. Queda así expresada ligeramente la pretensiónd el modelo antiguo revisado que propone Bernal, denunciando la arrogancia propia de modelos teóricos racistas y proponiendo nuevos campos de investigación histórica, filológica, lingüística y arqueológica donde pueda ponerse en evidencia las diversas confluencias entre civilizaciones antiguas, sus legados comunes y sus puntos de encuentro.

Referencias:

Assmann, Jan. (2011). Historia y mito en el Mundo Antiguo. Los orígenes de la cultura en Egipto, Israel y Grecia. Editorial Gredos, Madrid.

Bernal, Martin. (1987). Black Athena. The afroasiatic roots of classical civilization. Vol. I. The fabrication of Ancient Greece 1785-1985. Rutgers University Press, New Brunswick, New Jersey.

Hanh, Robert. (2001). Anaximander and the architects. The contributions of Egyptian and Greek architectural technologies to the origins of greek philosophy. State University of New York Press, Albany.

Said, Edward. (2004). Orientalismo. Editorial DeBolsillo, España.

Starr, Chester. (1962). The origins of Greek civilization. 1100-650 B.C. Jonathan Cape Thirty Bedford Square, Londres.